El segurata de la democracia
Siempre pasa con los periodistas que no se sabe si hablar del árbol o del bosque. Van muchas veces de noticia en noticia, pieza a pieza, sin que nadie pueda recordar los bordes donde se encaja cada nueva parte de la actualidad. Y aunque yo siempre haya sentido algo inefable contra esa mezquindad informativa, ese racionamiento de nuestra comprensión del mundo - y contra la deificación de esa idea de actualidad -, hoy caigo, como todos, en acordarme del bosque cuando veo el árbol. Sucede que he visto a Àngels Barceló (¡qué juego de acentos!) entrevistada por si misma, o sea, por El País, llamar flojos a los becarios periodistas que no sabían qué era esto, esto que nos ocupa y nos busca en la soledad de la noche tras nuestras ocho horas: "Yo creo que son un poquitín flojos; y se equivocaron de profesión. No sé qué pensaron que era esto del periodismo: las noticias no tienen horario" Apenas dos frases que ni siquiera me aluden, pues si me equivoqué ya lo estoy enmendando. No pade