¡Pero nunca a mi dignidad!

¿Por qué quejarme de los tratos tiránicos de un profesor poniendo notas como si de tratar al mínimo posible se tratara, si me conviene acatar las notas mientras me haya permitido aprobar?

¿Por qué me igualo a quiénes me hacen distinto?

¿Por qué se uniría ningún esclavo a las filas del ejército de Espartaco en la antigua roma, si era imposible vencer a la República, si le convenía obedecer al amo y respetar las tradiciones?

¿Por qué detener a alguien que nos haga un daño emocional y decirle que merecemos un trato justo hayamos hecho lo que hayamos hecho, si me conviene no llamar su atención?

¿Por qué me exijo a mí mismo hacer lo que me hace humildemente feliz?

¿Por qué se alistaría ningún francés en las guerrillas de la "resistance" cuando los nazis invadieron Francia, si era una guerra ya perdida, si le convenía evitar significarse?

¿Por qué jugar a juegos con gente mucho más experta que yo, con más nivel y táctica que yo, si me conviene quedarme en mi recinto?

¿Por que puedo pedir a los demás que actúen como corresponde sabiendo que hago bien?

¿Por qué un jornalero iba a rechazar el duro que le daba el cacique a cambio del voto si nada cambiaba porque pudiera votar diferente, si le convenía aceptarlo y comer?

¿Por qué, aunque no hagamos o reclamemos esta clase de cosas, nos gustaría hacerlas, si no nos convienen, si no nos benefician?

La respuesta a estas preguntas ya la conozco, y tú prácticamente también, sería más elegante dejarla en el silencio durante esta frase. Antes de cualquier superfluo beneficio hay algo más importante. Ignoro como humano los beneficios, ignoro costes, ignoro el dolor, las diferencias y las oposiciones. Yo quiero ser feliz y tener las condiciones necesarias para ello, no necesito el consentimiento ni la pena de nadie para conseguirlo. No hablo de caprichos, ni tan siquiera de grandes utopías (sí de pequeñas utopías), ni de mundos paralelos, ni de imposibles. Hablo de dar a todos respeto y condiciones respetables, en cualquier sentido. Ningún ser humano sin eso puede ser feliz, ningún ser humano merece vivir sin eso y ningún ser humano debe quedarse quieto mientras los haya sin unas condiciones tan básicas. Entra aquí una gran diferencia. entre humanos que ayuden por pena, compasión y caridad, reconociendo en su interior merecer algo de lo que otros carecen. Y humanos que ayuden por empatía, igualdad y solidaridad, entendiendo que hay unos mínimos innegables para cualquiera. Repartir las riquezas es una manera, pero no estoy pensando solo en esa, por si alguien pensaba que me limitaría a eso. Dar cariño a un marginado; tratar honesta y respetuosamente a cualquiera con el que discutamos; exigir a quienes tienen el poder sobre una materia que asuman las preocupaciones de los afectados; salir a defender a los que se han quedado solos; y también exigir nuestro propio respeto en las situaciones más complicadas; exigir que se nos vea como a alguien tan valioso como cualquier otro por muy distintos que seamos; combatir cuando la injusticia no da puerta a otra opción. Todos estos actos, día a día, aportan más al respeto que ningún libro por muchas etiquetas ideológicas que lleve encima, por muchas cabezas que haya despertado, porque la dignidad se consigue en el mundo real, no en los libros. Tengo mucho respeto por todos los libros porque analizan y proponen muy bien sobre muchos de nuestros problemas, porque nos ayudan y es cierto, pero lo que estoy exigiendo va de otra forma. Y sí, es dignidad, es la que hay que exigir porque es lo mínimo que no podremos dejar de merecer jamás, por muchos actos de infamia que cometamos, por mucha que sea la opresión que caiga sobre nosotros, por mucho que pretendan silenciarnos.



Puedo sonar arrogante, puede sonar impropio de mí, pero la dignidad no es algo que vaya a discutir. Cuando alguien toca mi estabilidad, lo acepto. Cuando alguien toca mis recursos, lo acepto. Cuando alguien me critica, lo acepto. Si me hacen daño, si me roban, si me ponen las cosas difíciles... cualquiera de esos problemas se arregla de otra manera. Pero cuando alguien toca mi dignidad, yo tengo que defenderme. Aunque no quisiese, tengo que hacerlo. No hablo de orgullo, ni siquiera, solo dignidad. Ese mínimo de comprensión, de autodefensa, de justicia al que nadie debe dejar de aferrarse. Parece que hable de nada, de estupideces repetitivas e irreales. Pero no es ninguna estupidez y no consiento a nadie que lo vea como tal. Mi dignidad se defiende de cualquier ataque y la del resto debería hacer lo mismo. Sin ella estamos perdidos, vivimos para nada. Sin ella la existencia es injusta, desmerecida, aunque fuera más fácil que reclamarla. Temed los que menospreciáis la dignidad porque caéis en abismos de los que no podréis salir. Porque la espiral de decadencia que os hizo menospreciarla no hace sino agrandarse y porque vuestra vida vale un poquito menos cuando obviáis la dignidad del ser humano. Porque a nadie le dieron jamás nada de auténtico valor por renunciar a su dignidad. Temed porque nos decís a los demás que valéis un poquito menos.

Digno, Siempre.

"Los derechos no se conceden, se conquistan"
Noam Chomsky

Me encantaría saber montar vídeos y mezclar unos cuantos en uno de cinco minutos, pero mis virtudes, por ahora, son otras. Aquí tenéis ejemplos y discursos sobre dignidad. Los que pertenecen a películas os recomendaría casi mejor cerrar ahora mismo mi blog y anotarlas para verlas. Solo para quienes tengan tiempo y voluntad de seguir dándole vueltas a su dignidad.

Comentarios

Entradas populares