Cooperar no es fácil, es obligatorio

Que quede bien claro. La diferencia entre la música que os gusta a ti y a un amigo y la música que se escucha en los locales donde os reunís es exactamente la misma entre ideas y política. Eso significa que a mí me puede gustar mucho el rap y eso está muy bien, pero en la discoteca se escucha reggaetón sí o sí.

¡Carajo! Desde que salimos de la edad media no dejamos de preocuparnos por el condenado pluralismo. Con lo fácil que eran antes todo aquello de decapitar a quien tenía ideas fuera del sistema. Bastantes problemas teníamos ya con poner de acuerdo a unas camarillas de cuervos y buitres sobrevolando el trono para ocuparlo a la mínima. De golpe y porrazo y dos siglos, qué mal está eso de no ser democráticos, de no respetar incluso a aquellos que quieren tu cabeza en una pica. Ahora resulta que todas las opiniones son válidas, pero al final la que ha sacado más votos es la única que funcionará durante cuatro o cinco años. Y es curioso dónde ha acabado la política, en unos sitios aburridos a los que nadie toma en serio. Mira a tu alrededor y dime a cuántos ves que se sientan soberanos de su destino, gobernantes indirectos de su patria, representados legítimamente por bla bla bla... Pues he ahí la grandeza de nuestra democracia. Y cuando vemos en la tele o el los periódicos a nuestros representantes nos preguntamos seriamente como pudieron aquellos millones de personas ponerle ahí... y eso mismo se preguntan muchas de ellas.



Política de aceptación, ahí vivimos. Aceptando todo y creyendo nada. No es ni que lo aceptemos, que digamos "vale, puedes hacer esta ley o esta reforma", es que no nos importa nada en absoluto lo que nuestros gobernantes tengan que decirnos. Hace tiempo que no les escuchamos, que queremos olvidar que ellos escriben las leyes que nosotros seguimos, como si fuera a cabrearnos más aun escucharlas que solo seguirlas. Y ya nadie cree en casi nada, de ahí nace el egoísmo, de pensar que interesarse es inútil, pensar que ya no vale la pena el mundo. Caer en el error de que no vivimos en el mundo donde nuestros representantes escriben normas y leyes.

Y discutir eternamente por las mismas cosas, las mismas diferencias con los mismos argumentos y contestaciones. Pero eso sí, siempre con respeto. Tus ideas me parecen una mierda como una casa, pero como dejo a la gente votarlas pues ya es que soy un demócrata. Realmente, se trata de que el sistema ignora a todas las alternativas reales a él mismo con la escusa de que las deja existir. Pero este mundo se impide avanzar a si mismo, se queda dando saltitos hacia atrás y hacia delante en la misma franja del progreso. Y desconectamos de ese mundo porque no hay verdaderos progresos, cambios, retos en él. Pero no deja de ser nuestro mundo, el único que tenemos. Hay ideas, efectivamente, peligrosas, ideas que no es aconsejable que gobiernen. Esas ideas, que a pesar de todo hay que escuchar como a cualquier otra, son siempre consecuencias de unas causas que se deben solucionar, causas que son problemas que a nadie interesan.

Al tener solo este mundo para vivir, no podemos ignorar unas ideas por las nuestras, sino que debemos preguntar a cada punto de vista qué opinan sobre todas las cosas. Admitir que no tienes razón es difícil, especialmente porque no te das cuenta de que nunca lo haces. Consiste en que entiendes que tu idea es solo una idea y no una verdad, afecta a otras personas y estas van a opinar algo sobre ella que te interesa como si lo hubieses pensado tú y no tu mayor enemigo. No me digáis que eso no es difícil. Peor aún, es necesario, Necesario si queremos que nuestra idea encaje en mentes ajenas, en el sentido común de una sociedad, en otras ideas... Necesario si queremos que sean varios puntos de vista (y no solo el nuestro) los que protejan a nuestra idea, ahora reformada, preparada para encajar en el lugar más difícil: la práctica real.

Mira que me da rabia el capitalismo, pero tendré que aceptar su idea de que la gente que recibe un premio por esforzarse se esfuerza más. Ahora que él acepte discutir conmigo en qué consiste ese premio en lugar de decirme que todas las opiniones son relativas y válidas, pero que vamos a utilizar la suya en un mundo nuestro.

La verdadera conclusión de este artículo es, que quede bien claro, que en las discotecas debe escucharse la música que haga el mayor bien común entre los que nos reunimos allí.


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