Decepción
Quiero hablar de esa sensación que nos atrapa, cuando sabemos que hemos hecho algo mal, y que no hay más escusas que eso. Quiero hablar de cuando estamos decepcionados con nosotros mismos, o cuando alguien está decepcionado (con buenos motivos) con nosotros.
(Os recomiendo oir la canción del final mientras lo leeis, que habla y suena como este tema)
Después un momento en él alguien (muchas veces nosotros mismos) nos ha encargado una responsabilidad que entraba perfectamente en nuestras posibilidades, nosotros hemos fallado, o simplemente hemos olvidado nuestra tarea. Y me refiero a tareas más importantes que sacar la basura o aprovechar esta tarde, me refiero a cosas como cambiar de personalidad porque lo necesitas, dejar un vicio que tengas y no poder, ayudar a alguien con algo en lo que realmente te necesita, abandonar a un amigo porque a ti algo te da miedo, suspender el examen del que dependía todo... Hay cientos de ocasiones así a lo largo de nuestra vida en las que nos pasa eso. Y entonces solo tenemos ganas de estar solos, de que el nudo en nuestra garganta se deshaga, de no llorar, para mantener algo en orden, de que se pueda arreglar (aunque muchas veces no se puede), de que la canción que estemos escuchando nos haga sentir mejor, pero eso nunca suele pasar. Al final tenemos que asumir las culpas, y más doloroso que las culpas, la sensación que nos acompañará durante dos o tres días de que hemos fallado. Eso que lo hace todo triste y gris, pensar que no vales, la baja autoestima cuando esta argumentada. Esa es una sensación que todos preferiríamos que no existiera. Pero existe, tiene una causa, nuestros fallos, y tiene un motivo, enseñarnos que no podemos fallar, y que tenemos que ser mejores en lo que sea. Por eso cuando nos sentimos decepcionados con nosotros mismos, lo mejor que podemos hacer, es escuchar una canción bonita cuando estemos solos, y después pensar en lo que hemos hecho, y en qué vamos a hacer para arreglarlo. Que si nos caemos sea para levantarnos diez veces más fuertes.
Diría que la decepción es amarga, pero necesaria. Duele, pero es que tiene que doler para que se cure. Aunque lo único que queramos hacer en ese momento sea salir corriendo y huir, hay que saber de al acabar de correr hay que volver y arreglar nuestros daños.
(Os recomiendo oir la canción del final mientras lo leeis, que habla y suena como este tema)
Después un momento en él alguien (muchas veces nosotros mismos) nos ha encargado una responsabilidad que entraba perfectamente en nuestras posibilidades, nosotros hemos fallado, o simplemente hemos olvidado nuestra tarea. Y me refiero a tareas más importantes que sacar la basura o aprovechar esta tarde, me refiero a cosas como cambiar de personalidad porque lo necesitas, dejar un vicio que tengas y no poder, ayudar a alguien con algo en lo que realmente te necesita, abandonar a un amigo porque a ti algo te da miedo, suspender el examen del que dependía todo... Hay cientos de ocasiones así a lo largo de nuestra vida en las que nos pasa eso. Y entonces solo tenemos ganas de estar solos, de que el nudo en nuestra garganta se deshaga, de no llorar, para mantener algo en orden, de que se pueda arreglar (aunque muchas veces no se puede), de que la canción que estemos escuchando nos haga sentir mejor, pero eso nunca suele pasar. Al final tenemos que asumir las culpas, y más doloroso que las culpas, la sensación que nos acompañará durante dos o tres días de que hemos fallado. Eso que lo hace todo triste y gris, pensar que no vales, la baja autoestima cuando esta argumentada. Esa es una sensación que todos preferiríamos que no existiera. Pero existe, tiene una causa, nuestros fallos, y tiene un motivo, enseñarnos que no podemos fallar, y que tenemos que ser mejores en lo que sea. Por eso cuando nos sentimos decepcionados con nosotros mismos, lo mejor que podemos hacer, es escuchar una canción bonita cuando estemos solos, y después pensar en lo que hemos hecho, y en qué vamos a hacer para arreglarlo. Que si nos caemos sea para levantarnos diez veces más fuertes.
Diría que la decepción es amarga, pero necesaria. Duele, pero es que tiene que doler para que se cure. Aunque lo único que queramos hacer en ese momento sea salir corriendo y huir, hay que saber de al acabar de correr hay que volver y arreglar nuestros daños.
Isidro me encanta tu entrada...esta cargada de razón, de como nos evadimos y nos queremos perder de nuestro alrededor cuando algo nos pasa, cuando no nos salen bien las cosas...ya sea con una canción, ya sea pensando en otras cosas...pero como bien has dicho a veces la negatividad y echarnos el peso de que no podemos levantarnos hace que en mi caso por ejemplo nos encerramos más en nosotros mismos y nos derrumbamos cada vez más, te apoyo en que la decepción es amarga pero necesaria, muchas veces se necesita para aprender de tus propios errores, eso sí, debemos saber levantarnos aunque cueste!!Un saludo!
ResponderEliminarPD: muy buena música acorde con el tema.