Buen Rollito

Entradas y entradas leo y escribo, y todas parecen relacionadas con esa aureola de tristeza que rodea a la reflexión. Filosofía y depresión van prácticamente de la mano. Supongo que cuando uno se pone realista, censura al optimismo y a la felicidad. Así que en general, existe la extendida teoría de que el reflexivo es menos feliz que el ignorante. Pero seas quien seas no tienes porque renunciar al buen rollito.

Aunque odio la pronunciación de la palabra "rollito", quiero concentrarme en lo que significa, al menos para mí. Yo lo definiría como la intención continua de causar las sonrisas en la gente aliñado con un poco de despreocupación. Me refiero a ese ambiente feliz que nos rodea cuando estamos contentos. Hay alguien gracioso que dice bromas (graciosas), pasan cosas cosas curiosas que acaban convirtiéndose en anécdotas graciosas, casi se oye una buena canción alrededor y si hay algún problema sin resolver, sea cual sea siempre hay una buena broma para él también.

Todos tenemos un lugar, un momento, una situación o un estado en el que nos sentimos a gusto. Sentimos felicidad, no tenemos ganas de salir de ese estado, no tenemos ganas de dejar a los que nos rodean. Porque normalmente alcanzamos ese estado cuando estamos con gente que comparte algo con nosotros, aunque puedes alcanzarlo tú solo también. El problema llega cuando nos volvemos amargados, apagados. A los pesimistas les molesta de los optimistas sus ganas de permanecer en una eterna felicidad, pero a todos nos gustaría tenerla en realidad, aunque las lágrimas sean necesarias a veces.

Es cuando nos sentimos ofendidos, cuando las depresiones duran más días de los que deberían, cuando nos encerramos en algo, cuando nos restregamos en la tristeza y cuando nos quejamos por tonterías, cuando el "buen rollito" desaparece. Y solo depende de nosotros mantenerlo, cuidarlo, mejorarlo. Y vale la pena tenerlo, porque ser más feliz no impide ser más sabio, cada cosa a su tiempo, simplemente. Si no somos felices, ¿qué nos queda?