Mi hecho sobre una opinión

Es una noticia de actualidad, el hecho de que en breves se va a celebrar una cumbre en Sudáfrica destinada a la creación de metas que se han de alcanzar para cierta fecha. Ya hubo una antes, una que no se cumplió. E incluso hubo otra antes, y habrá cumbres hasta que cumplan los objetivos o hasta que la humanidad no merezca más oportunidades. Los ecologistas han demostrado mediante chocantes fotografías, documentales, pruebas, extinciones y retrasos de los cambios de estaciones que el cambio climático es real, no es ninguna broma, ni ninguna predicción estúpida del fin del mundo argumentada en alineaciones de fechas y calendarios. Entonces ¿Por qué sigue habiendo gente que toma el cambio climático como algo ideológico, como ser de derechas o de izquierdas o como ser del Barça o del Madrid?

No es ninguna mentira decir que hay colectivos de personas que simplemente creen que las ideas ecologistas son meramente una distracción de masas o algo que no va con ellos. Seguro que todos conocemos a alguien (Momento para darse responsablemente por aludido) que no separa la basura, que tira las cosas al suelo, que enciende la luz para todo o que coge el coche para doblar la esquina. Es una mentalidad que destruye el mundo. Y estoy seguro de que las empresas que talan bosques y los políticos que guardan silencio por miedo a perder popularidad hacia las empresas son realmente nocivos, pero el cambio empieza por nosotros mismos, el ciudadano medio, que será seguro el único dispuesto a dar un paso al frente al menos durante diez años más. 

La ecología es una tarea obligatoria si queremos vivir cincuenta años más, le pese a quien le pese. Y ya que es difícil esperar que el resto hagan algo, lo mejor es concienciarse individualmente y actuar en consecuencia.