Cárceles de yo
"Only thing bigger than my ego is my mirror" - ASAP Rocky, músico y productor
Tenemos, sin duda, la amenaza real de malgastar energía y tiempo en contemplarnos a nosotros mismos. Que recordando nuestros triunfos pasados y nuestras posibilidades futuras nos impidamos a empatizar con la comunidad, conocer el exterior y triunfar de nuevo. Al otro lado de la batalla, existe el riesgo de tener una autoestima baja, de no aspirar a nada y de haber sido víctima de un robo de la voluntad de grandeza, cuando se oprimía nuestro ego. O al menos así parecían ser las cosas antes de los párrafos que hay que leer dos veces y escribir tres.
Si algo veo que es cierto, es que solo entiendo el mundo desde yo. Son mis ojos y mis orejas los que me cuentan qué hay fuera y son mis recuerdos y mi memoria los que les traducen. Es como si tú te encargaras de decirte a ti mismo lo que te vas a contar sobre la realidad. Así que si hay que aceptar algo es que solo estamos yo y lo que yo veo del mundo, lo que fácilmente causará problemas que tengan que ver con pensar mucho en uno mismo. Quizá somos la única persona que casi conocemos. Y aquello que no conocemos nos hace creernos interesantes. Quizá no conocer que desconocemos cosas de los que nos rodean no hacen creer que no son tan profundos como nosotros. Pero si otra cosa veo cierta es que yo no recuerdo haber mostrado a nadie todo mi potencial, ni siquiera a mí ¿Debería sospechar entonces que todos están a mi nivel y no soy mejor que nadie por muy plana que me parezca una persona? "No hay nadie como tú mi amor", como decía aquel. Lo único que creo que todo el mundo debería aceptar es que no sabe demasiado de casi nadie. A dónde pueda llegar cada uno es algo que ni siquiera creo que se pueda medir y comparar a donde llegaron otros. La potencialidad, no obstante, no vale un carajo.
¿Qué importa lo que puedes hacer? Nada ¿Qué importa lo que haces? Todo
Si eres capaz de hacer algo, pero tu voluntad no es hacerlo, no puedes hacerlo porque no vas a hacerlo. Solo importa lo que has hecho y lo que vas a hacer. Es aquí donde el autoestima encuentra paz con el ego aprende a convivir con él y cuando se centra en hacer y no en poder hacer. Es dejar de pensar en uno mismo para hacer cosas que mejoran nuestra autoestima. Sé que la teoría es importante, pero solo lo es gracias a que pueda ser práctica en este mundo, en algo que quede entre yoes, no solo en mi yo o en tu yo. Pero el mundo es un lugar extraño más allá de nuestras intenciones y ni siquiera yo puedo negarlo.
Es un mundo de escaparate absoluto en el que todo espacio es bueno para mostrarnos al resto y a nosotros mismos. La gente dice quien es en un tatuaje en su piel, en la fachada de su casa, en su peinado, en su ropa, en su idioma, en su físico, en un post en un blog, en una canción que compartimos sin haberla compuesto nosotros, en sus amigos y hasta en las agendas que solo nosotros deberíamos ver. Será que también nos inventamos a nosotros mismos nuestro propio yo. Yo me tatuaría un dragón y par de frases, y creo que me haría pensar qué persona soy cada vez que viera esas citas y ese dragón. Hoy, la realidad es líquida, como dijo Zygmunt. No terminamos de estar seguros de si somos queridos o de quién somos. Pero aun así seguimos decorando la galería, como si dándole vueltas y obligándonos a exponernos a todo momento fuéramos a tenerlo más claro. Y al final, lo que construye a una persona es lo que hace, no lo que enseña de sí misma. Enseñarse tiene importancia para los otros yoes, pero para mí, soy lo que hago, no lo que me enseño de mí mismo.
En esa confusión de los espíritus, en ese no saber lo que nos pasa, en esa búsqueda de uno mismo a través de una imagen, salen como setas las ideas individualistas. El arte reivindica la rebeldía ante la sociedad y la distinción de lo corriente. La política se ve atacada por ideas que ensalzan el egoismo y el beneficio y las palabras competitividad y superioridad están en altares para muchos. La mentalidad de más gente de la que es sano en una sociedad quiere tan solo descubrirse a sí misma, vivir en una soledad disimulada y entendiendo la convivencia como un juego de intereses sin virtud o vicio. Esta de moda no estar de moda, y por tanto mirar con asco lo que signifique comunidad. Como conclusión, tememos que ni los demás ni nosotros nos necesitamos por algo más que subsistir en lo que mañana podría tenernos enfrentados.
Por supuesto, yo estoy exagerando y me estoy quedando corto a la vez, pero si algo veo cierto es que a pesar de ser solo yo y lo que sé de fuera de yo, necesitamos a otros yoes. Otros no lo ven así, porque ven que primero voy yo y luego va lo que me cuento del exterior. Tener una imagen es un valor tan actual como diferenciarse del resto. Esto no me parecen cosas malas, si no se hacen mal uso de esos valores. Lo que llena de algo gris parte de mi visión del mundo, es que no veamos que tengamos tanto cariño por lo común, que es lo que sirve de base a nuestros yoes. Cárceles de yo nos tienen atrapados buscándonos por ahí, cuando solo tenemos que vivir en el mundo para acabar siendo nosotros.
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